EL COMPÁS MUSICAL. DE ENEMIGO A ALIADO
¿Todavía no tienes claro cómo funcionan los compases? ¿No sabes muy bien donde ubicar tus sonidos en relación con esta especie de “escala” o “medida”? Si es así, no te preocupes. En este post te vamos a enseñar cómo funciona el compás musical y cómo podemos utilizarlo como guía de forma práctica para crear nuestras canciones. Si te interesa profundizar más en estos aspectos de una producción, te recomendamos que le eches un vistazo a nuestro Curso Online de Producción Musical, donde aprenderás acompañado por un profesor todo lo que necesitas saber, tanto de teoría musical como de aspectos técnicos relacionados con la producción (secuenciación, grabación, uso de sintetizadores, samplers, efectos, mezcla, mastering,….), totalmente adaptado a tus conocimientos previos y objetivos.
Para entender mejor cómo están hechas las canciones vamos a hacer una pequeña comparación. Vamos a comparar las canciones con un cuerpo humano. ¿¿Con un cuerpo humano?? Así es. Desde cierto punto de vista, el cuerpo humano es un conjunto de células. Éstas se agrupan en tejidos, los cuales se organizan en órganos y estos en aparatos o sistemas (respiratorio, locomotor, etc…). En cierto modo, una canción es similar. Es un conjunto de tiempos (que, a su vez, tienen subdivisiones), que se agrupan en compases, frases y semifrases (formadas por varios compases) que, acaban formando las partes de la estructura de una canción (intro, estrofas, estribillos, etc…)
¿QUÉ ES UN COMPÁS MUSICAL?
Sin pretender entrar mucho de forma teórica (puedes echar un vistazo aquí a todos nuestros posts sobre lenguaje musical), diremos que un compás es un grupo de tiempos o pulsaciones que guardan una cierta relación, tanto en el tiempo que transcurre entre cada una de ellas, como en intensidad o acentuación entre sí. Dos ejemplo claros podrían ser, por una parte, el tempo de vals (el baile), formado por 3 tiempos (compás 3/4), donde el primer tiempo tiene una acentuación fuerte y los otros dos, débiles (UN, dos, tres, UN, dos, tres, etc….). Otro ejemplo, podría ser el típico ritmo de música House (en compás 4/4), donde tenemos 4 tiempos, con el bombo en cada uno de esos tiempos y la caja sonando en los tiempos 2 y 4.
Será la repetición y agrupación de esta célula, el compás musical, la que dé forma a las distintas partes de la estructura de una canción.
CÓMO UTILIZAR LOS COMPASES MUSICALES EN UNA PRODUCCIÓN
Como comentábamos en párrafos anteriores, un compás musical es una especie de célula que nos va a permitir ir construyendo y organizando nuestras canciones. Para que una canción nos resulte atractiva de escuchar, debe tener cierta coherencia. Parte de esa coherencia la conseguiremos organizando bien nuestros compases.
Si vamos, digamos, de “grande a pequeño”, lo primero que tendríamos que tener claro es cuánto dura cada parte de una canción.
CUÁNTOS COMPASES TIENE UNA CANCiÓN
Normalmente, cada género o estilo musical, suele tener sus propias características, en cuanto a la duración en compases de la canción y de cada parte de su estructura. Por lo tanto, te recomendamos que trates de analizar cuantas más canciones mejor. Así irás entendiendo cómo está hecha la música que te gusta. Pero bueno, como algo general (siempre hay excepciones), podemos hablar de que 8 es un valor bastante utilizado en cuanto a la duración de cada una de las partes que forman la estructura de una canción. Prácticamente siempre, hablaremos de algún valor múltiplo de 2. Podemos encontrar, por ejemplo, estrofas formadas por dos grupos de 8 compases, estribillos de 8 compases, intros de 4, etc… Recuerda que no son valores que valgan para todos los estilos, son simplemente un ejemplo o referencia.
CÓMO ORGANIZAR UNA CANCIÓN
Como hemos comentado anteriormente en el post, las canciones se crean a base de agrupar distintas células (rítmicas, armónicas, melódicas, ….). Estas células las agruparemos gracias a los compases. Por ejemplo, si te gusta empezar a crear tus proyectos con una buena base rítmica, puedes componer un ritmo que tenga una duración de 1 o 2 compases y repetirlo hasta tener una duración de 8 compases.
Para la siguiente parte de la canción puedes duplicar esos 8 compases generando alguna variación. Por ejemplo, añadir o quitar alguno de los elementos que la componen. Lo mismo que estamos comentando de la parte rítmica (batería o percusión) podríamos aplicarlo al resto de aspectos de una canción. Por ejemplo, en la parte armónica (te recomendamos que le eches un vistazo a nuestro post sobre cómo crear acordes y progresiones armónicas, explicado de una forma súper sencilla). Puedes probar a crear una combinación de acordes que tenga una duración “X” (la que te guste, siempre intentando que tenga una duración de compases con un valor múltiplo de 2) y repetirla hasta ocupar 8 compases. Para el resto de partes de la canción la puedes duplicar con alguna variación o cambiarla por otra progresión de acordes.
Como puedes ver, ya tendríamos una base rítmica y otra armónica, las dos guardando coherencia con los compases (visualmente, la rejilla). Con las melodías utilizaríamos la misma idea. Ya sólo faltaría conocer bien el género al que te quieres dedicar para adecuarte a la forma en la que se suelen organizar sus canciones. Es todo cuestión de tiempo, análisis y práctica.
Si te ha gustado este post, quizás te parezca interesante el que tenemos analizando cómo hacer un beat, donde damos unos cuantos consejos y tratamos ciertos aspectos a tener en cuenta durante la creación de una instrumental que, estamos seguros, te puede resultar útil.